Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor todos la pierden y te echan la culpa
Si puedes confiar en ti mismo cuando los demás dudan de ti, pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda
Si puedes esperar y no cansarte de la espera, o siendo engañado por los que te rodean, no pagar con mentiras, o siendo odiado no dar cabida al odio, y no obstante no parecer demasiado bueno, ni hablar con demasiada sabiduría…
Si puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen
Si puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo
Si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso (desastre) y tratar a estos dos impostores de la misma manera
Si puedes soportar el escuchar la verdad que has dicho tergiversada por bribones para hacer una trampa para los necios, o contemplar destrozadas las cosas a las que habías dedicado tu vida y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas
Si puedes hacer un hato con todos tus triunfos y arriesgarlo todo de una vez a una sola carta, y perder, y comenzar de nuevo por el principio y no dejar de escapar nunca una palabra sobre tu pérdida
Si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus músculos a servirte en tu camino mucho después de que hayan perdido su fuerza, excepto La Voluntad que les dice «¡Continuad!»
Si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud o caminar entre Reyes y no cambiar tu manera de ser
Si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte
Si todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado
Si puedes emplear el inexorable minuto recorriendo una distancia que valga los sesenta segundos
Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella, y lo que es más, serás un hombre, hijo mío.